Mientras lees este post, innumerables nacimientos se están produciendo por todo el mundo. La evaluación de esos bebés realizada por matrona/os y pediatras de todos los países tiene algo en común, el test de Apgar. ¿No quieres saber a quién se lo debemos?. Sigue leyendo y te sorprenderás.
En 1909 el matrimonio formado por Helen Clarke y Charles Emory Apgar trae al mundo una niña en la ciudad de Westfield (New Jersey). Virginia, que así se llamaba la criatura, tiene dos hermanos, los cuáles por desgracia no tuvieron la suerte de disfrutar de buena salud. Uno de ellos muere de tuberculosis en la infancia mientras que el otro padecerá enfermedades crónicamente desde temprana edad.El contacto con la enfermedad le inocula la vocación médica desde la niñez. Pronto también destacará en ella su pasión por la música, convirtiéndose en una virtuosa del chelo y el violín. Tras concluir sus estudios de bachillerato su tenacidad le impulsa a estudiar medicina influenciada por la pasión de su padre por los experimentos científicos. Desgraciadamente en plena recesión norteamericana sus progenitores no pueden costearle los estudios por lo que necesita realizar numerosos trabajos extras en los que llega incluso a capturar gatos para el laboratorio de la universidad. En aquellos tiempos pocas mujeres alcanzaban el grado de bachiller, sin embargo Virginia no se rinde y acaba sus estudios de medicina en la Columbia University de Nueva York siendo el 4º mejor expediente de su clase. Tras ello inicia sus prácticas de cirugía en el Hospital Presbiteriano, para entonces la especialidad de anestesia es practicada por enfermeras anestesistas y no goza del estatus de especialidad médica. Su cirujano jefe Alan Whipple (sí ya sé que os suena) le aconseja dedicarse al campo de la anestesiología, iniciando su incursión en la especialidad en el Departamento de Anestesiología de la Universidad de Wisconsin (primera cátedra dedicada a la anestesiología en el mundo). Tras un breve periodo de tiempo allí, decide trasladarse al Hospital Bellavue nuevamente en Nueva York, donde comienza el ejercicio de la anestesia en el campo de la obstetricia. Particularmente interesada por los medicamentos administrados a la embarazada y sus efectos sobre el bebé, sus estudios son pioneros en el campo de la neonatología y la teratología. Sin embargo las dificultades no cesan, el sueldo que percibe no es equiparable al de sus compañeros cirujanos y durante su estancia en el hospital se tiene que alojar en las habitaciones destinadas al servicio de mantenimiento, cosa que le indigna particularmente. En 1938 retorna al Columbia Presbyterian Medical Center recibiendo un año más tarde el título de anestesióloga por la Sociedad Americana de Anestesia. Ese mismo año es nombrada jefe de departamento, siendo la única mujer en el hospital en ostentar ese cargo. Su trabajo es duro debido a que muchos compañeros han sido reclutados en los Medical Army Corps durante la 2ª guerra mundial y encabeza un departamento escaso de recursos. A la finalización de la guerra el interés por la anestesia ha crecido notablemente dada la efectividad de esta especialidad en el tratamiento de los heridos. Las matriculaciones en los departamentos se multiplican y en 1949 es nombrada profesora de anestesiología en la Universidad de Columbia, convirtiéndose nuevamente en la primera mujer dedicada a la docencia en dicha institución. Sin embargo su frustración al no poder conseguir la cátedra de dicho departamento la hacen volcarse en la atención clínica, especialmente en el terreno obstétrico. En 1949, establece un método de valoración del estado neonatal, dicho test será publicado posteriormente en 1953 y será universalmente aceptado. Sin embargo dicha evaluación no llevará su nombre hasta 1963, cuando el pediatra Joseph Buttlerfield le asigna un acrónimo como homenaje a su inventora:
Apariencia (Color)
Pulso (Frecuencia Cardiaca)
Gesticulación (Reflejos e Irritabilidad)
Actividad (Tono Muscular)
Respiración
Cada ítem se valora de 0 a 2, y el test es realizado al minuto de nacer, a los 5 y a los 10. Una valoración de 8 a 10 es considerada normal, de 4 a 8 necesita una vigilancia estrecha y cuidados especiales. Por debajo de 4 será necesaria una reanimación pediátrica exhaustiva y el pronóstico es desalentador.
Este sencillo test se sigue realizando en paritorios de todo el mundo 60 años después de que lo ideara nuestra protagonista. Pero las aportaciones de la Dra. Apgar en el campo de la neonatología y la teratología (defectos malformativos en el nacimiento) no quedaron ahí, también fue la primera persona en cateterizar la arteria umbilical del recien nacido o introducir una sonda con objeto de detectar una atresia de coanas o esofágica.
A finales de la década de los 50 se estima que había atendido personalmente unos 17,000 nacimientos. En 1959 formó parte de la fundación caritativa March of Dimes contribuyendo a la recogida de fondos para la investigación y tratamiento de malformaciones infantiles. Dedicó gran parte de su vida a viajar por todo el mundo instruyendo a personal sanitario en la reanimación neonatal, tanto es así que suya es la frase : «nadie, nadie va a dejar de respirar delante de mí». Posteriormente llegaron los homenajes y condecoraciones entre los que destacan:
-1966.- Medalla al mérito en el ejercicio de la American Society of Anaesthesiologist. (De la que por cierto fue tesorera en los años 40).
-1966.- Premio Elizabeth Blackwell de la Asociación Médica de las Mujeres de Norteamérica.
-1967.-Doctorado honoris causa de la Facultad de Medicina y Odontología de Nueva Jersey
-1973.-Premio Ralph M. Waters de la Sociedad Norteamericana de Anestesiólogos
-1973.-Mujer del Año en la Ciencia de la Ladies Home Journal.
La lista es innumerable pero aún así tuvo tiempo para realizar más de 60 publicaciones científicas, numerosos ensayos y publicar en 1973 un libro titulado: «Is my baby alright?». Donde resume sus conocimientos a modo de instrucciones para los padres.
Pero la Dra. Apgar fue una mujer extraordinaria más allá del campo de la medicina, especialmente interesantes eran sus múltiples hobbies:
-Apasionada de la música como he dicho al principio del post, pasaba largas horas tocando violines y chelos que ella mismo llegó a fabricar tras realizar varios cursos de luthier. Participó en numerosos conciertos formando parte de cuartetos de cuerda integrados por médicos.
-Experimentada pescadora, era frecuente que visitara tierras escocesas ideales para la pesca del salmón.
-Entusiasta coleccionadora de sellos, perteneció a la Sociedad Filatélica Americana. Tuvo su correspondiente homenaje con el lanzamiento de un ejemplar de 20 cts en 1994 con su retrato por parte de la United States Postal Service. ( Por cierto no es el único anestesista que ha aparecido en los sellos americanos, el otro fue Crawford Long).
-Intrépida conductora y atrevida piloto de aviones, que aprendió a manejar en su juventud con el objeto de pasar por debajo del puente George Washington.
Su último gran reconocimiento se le realizó en 1995 cuando entró a formar parte del National Women Hall of Fame por sus contribuciones en el campo de la ciencia.
Por último os dejaré con una frase suya que condensa el espíritu de una mujer que mantuvo una incansable lucha contra una sociedad médica dominada por el hombre, y que a pesar de ello nunca se consideró feminista : «la mujer no necesita ninguna liberación, está liberada desde el momento que sale del útero».
Virginia Apgar falleció en 1974 en el Hospital Presbiteriano de Nueva York a causa de un fallo hepático. No se jubiló hasta el día de su muerte.