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ENFERMERÍA, LA CIENCIA DEL CUIDADO

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A partir de la segunda mitad del siglo XX, se reconoció a la Enfermería como una profesión que basa su método de desempeño profesional en un sistema de conocimientos que está reconocido como ciencia. Esta profesión posee un marco teórico-conceptual y un método de actuación propios.

La aplicación del método científico de la profesión es el Proceso de Atención de Enfermería (PAE) que está dirigido a identificar las respuestas humanas de las personas, familia y comunidad.

Esta profesión enfermera  al elevar su rango académico y al alcanzar el nivel universitario, se vinculó, en un plano de igualdad, con otras profesiones, en la atención de las personas, familias y comunidades en el proceso de salud-enfermedad.

Es importante decir que la función de la enfermera consiste en asistir a la persona en aquellas actividades que contribuyen a su salud y a su independencia.

La enfermera se encuentra  dentro de un grupo interdisciplinar, en el cual hay una colaboración mutua y cuyo centro de atención es la persona a la que asisten.

Las enfermeras realizamos acciones dependientes de las órdenes médicas, acciones interdependientes, con otros profesionales del equipo de salud y hemos iniciado la realización de un conjunto cada vez más numeroso de acciones propias e independientes ante las que somos las únicas responsables.

Y si hablamos de cómo nos relacionamos hay que decir que las relaciones entre colegas y otros profesionales están basadas en el respeto al ser humano, el respeto a sí mismo, el respeto a las opiniones y decisiones de los demás; por tanto, es necesario reconocer el espacio de actuación de cada una de las profesiones que interactúan frente a un mismo fenómeno o con los mismos sujetos.

En la atención hospitalaria, los profesionales sanitarios nos enfrentamos diariamente a la atención de pacientes que requieren cuidados especiales o intensivos esto supone que estos pacientes además de sufrir procesos de stress,  se encuentran aislados de sus seres más queridos. Es de estricto cumplimiento el  plantearnos que este sufrimiento  podría ser aliviado si dejamos de actuar como defensores de normas rígidas institucionales que van en contra del bienestar psicológico de esos pacientes.

Es por todos sabido que la atención hospitalaria representa la mayor proporción del gasto sanitario, con los tiempos de crisis que corren la reducción del gasto es un objetivo primordial; las estrategias que se establecen para disminuir costes vienen cortadas por un mismo patrón: reestructuración hospitalaria y redistribución de personal.

Una estrategia que se aplica por desgracia y con demasiada frecuencia es la modificación de la organización de la Enfermería, esto supone por una parte una disminución del número de profesionales y tipo de los mismos, una reordenación de las funciones de las enfermeras (se nos adjudican tareas que usualmente han sido realizadas por otros profesionales).

La elección de gestores insuficientemente preparados (motivados más por su propio crecimiento curricular que por su contribución al desarrollo de la profesión enfermera) y con el signo de la no contradicción por bandera, merece otro artículo para analizar de manera más sosegada.

De todas formas, hay algo que nos inexorablemente nos pertenece  y esto es que las enfermeras debido a la posición privilegiada que ocupamos,  continuamos anudando desde hace mucho tiempo  el valeroso lazo de la humanización de los cuidados al paciente y su familia.

Luisa María Torres Mesa

Enfemera del Área Quirúrgica del H.R.T «Virgen de las Nieves»