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EMBARAZO Y ANESTESIA

La intervención quirúrgica no obstétrica en la paciente embarazada es un hecho relativamente frecuente. Se estima que un 2% de las mujeres embarazadas sufrirán alguna intervención quirúrgica. El hecho de que la anestesia pueda entrar en conflicto con la gestación ha sido clásicamente motivo de preocupación por parte de los anestesiólogos. Hoy en día podemos afirmar que nuestra práctica es bastante segura aunque conviene observar los siguientes puntos:

1.- Medicación anestésica:

El efecto de los anestésicos locales se multiplica por lo que hay que reducir la cantidad administrada de dichos fármacos en aproximadamente un 30%.
Las benzodiacepinas se consideran seguras a dosis médicas. El óxido nitroso no ha mostrado poder teratogénico a dosis habituales pero sí a dosis mayores sobre animales, por lo que se recomienda evitarlo en los dos primeros trimestres para no producir alteraciones en el ADN y en el resto hacer profilaxis con ácido fólico (habitual en las gestantes).

2.-Manejo anestésico:

Los fenómenos de hipertensión/hipotensión perioperatorios tienen efecto directo sobre el flujo uterino por lo que hay que evitarlos.
La cirugía abdominal y pélvica se relaciona con una alta probabilidad de parto pretérmino o aborto.
La cirugía laparoscópica ha sido clásicamente evitada en la embarazada aunque actualmente hay estudios que parecen asegurar la efectividad de la misma durante la gestación para la madre y el feto.
Generalmente la cirugía debería ser postpuesta hasta que termine el embarazo y retorne al estado fisiológico previo (ocurre a las 2-6 semanas postparto). En aquellas pacientes en las que la cirugía no puede ser retardada, el periodo ideal de intervención es el segundo trimestre (evitamos el riego de teratogenicidad asociado al primer trimestre y el de parto pretérmino del tercero).
Si la cirugía es emergente no hay datos que avalen que haya una técnica anestésica preferida sobre otra siempre que se mantengan las tensiones en la madre y no se produzca hiperventilación. Se recomienda profilaxis de aspiración gástrica para todos los pacientes.
En la cirugía obstétrica la mortalidad materna con anestesia general en la embarazada es 16.7 veces mayor que con anestesia locorregional, por ello como norma general se debe evitar la anestesia general, máxime cuando una anestesia raquídea no está contraindicada en los casos de cesárea urgente si es de rápida inducción.
Las 3/4 partes de las muertes maternales relacionadas con anestesia se deben a aspiración pulmonar o imposibilidad de intubación. La incidencia de aspiración gástrica es de 1/600 (3.5 veces mayor que en la población general). La inducción de secuencia rápida es obligatoria en toda anestesia general tras el primer trimestre de embarazo.

3.-Patología obstétrica:

El embarazo y el parto se consideran de alto riesgo cuando se acompañan de circunstancias desfavorables para la madre, el feto o ambos.
Ni la eclampsia ni la preeclampsia contraindican la realización de anestesia locorregional siempre que no existan alteraciones de la coagulación. En el síndrome de Hellp lo preceptivo es la realización de anestesia general por el mismo motivo.

4.- Monitorización fetal:

Se recomienda consultar al obstetra antes de realizar una intervención no obstétrica en una paciente embarazada. La decisión de realizar una monitorización fetal durante el proceso es individualizada y se basa en la edad gestacional, tipo de cirugía, patologías asociadas y recursos disponibles.