Las pruebas de imagen han avanzado tanto en los últimos años que los anestesistas nos hemos convertido en unos profesionales muy demandados fuera del quirófano.Hoy en día las técnicas de imagen que usan diferentes especialistas como los digestólogos, los ginecólogos, los urólogos o los propios radiólogos están dando grandes frutos en cuanto al cribaje de patologías potencialmente malignas cuyo diagnóstico precoz es esencial para evitar un desenlace negativo.
Dentro de estas técnicas hoy nos centraremos en la colonoscopia. Esta técnica consiste en mirar el interior del tubo digestivo del paciente (esencialmente el colon) para detectar patologías sobre las que obtener un diagnóstico mediante imagen o biopsia. Incluso la colonoscopia se convierte en un instrumento terapéutico que permite esclerosar o extirpar lesiones de pequeño tamaño (algunas de ellas potencialmente malignas) con un mínimo riesgo para la salud del paciente. La especialización en dicha técnica es tal que los propios digestólogos se subespecializan a veces en «endoscopistas» adquiriendo habilidad y conocimientos avanzados sobre ella. Actualmente nos encontramos en los medios de comunicación con una campaña del ministerio de sanidad sobre la bondad de la técnica y cómo ésta permite curar o diagnosticar un gran porcentaje de lesiones que derivarían de otro modo en un cáncer de colon. Profundizando sobre la técnica comentaremos que para su realización se necesita en primer lugar de una adecuada preparación del tubo digestivo mediante dieta y laxantes que permiten liberar de su contenido las paredes del mismo. Toda vez que el paciente se ha liberado de tan incómodo pasajero se procede a la inserción vía anal de un tubo gomoso y flexible en cuyo interior se alberga un sistema de fibra optica que permite la visión del colon , asi como un canal por el que se insufla el intestino con objeto de posibilitar el avance del tubo y la visión de las paredes. Otro canal permite la introducción de pinzas, asas o agujas con las que poder tratar las lesiones. Es lógico pensar que si todo esto puede resultar incómodo, también resulta el hecho de que esta intervención se hace evidentemente sin ropa interior ante los presentes. Para más inri la insuflación intestinal contraviene la lógica expeledora de gases con la que nuestra sabia naturaleza nos ha dotado, por lo que es inevitable que parte de esos gases corran en dirección contraria hacia la faz de los presentes. No os avergoncéis por ello pacientes, el pedo es amigo del digestólogo tanto como el moco lo es del neumólogo o el pis del urólogo. De hecho se recomienda expulsar los gases tras la técnica pues el no hacerlo puede traer consecuencias sincopales sobre los más comedidos. Por desgracia en una gran masa de hospitales, la técnica se realiza a lo vivo sin sedación ninguna y está claro que es molesta. ¿No podemos hacer algo los anestesiólogos para evitar esto?. La respuesta es SI. Podemos aplicar una sedación que haga menos incómoda la realización de la técnica para el profesional digestólogo y para el paciente. Esto implica necesariamente el concurso de un profesional que normalmente está destinado como recurso a otras áreas. En otras ocasiones los mismos digestólogos se encargan de la sedación del paciente, para ello adquieren conocimientos de sedación y de reanimación básicos que permitan solventar los posibles problemas que resulten de la aplicación de la misma (y hasta donde yo he visto lo hacen admirablemente bien). En cualquier caso sea mediante la aplicación de sedación por anestesiólogos o por digestólogos es mi parecer que la realización de la técnica sin sedación en un futuro cercano tenderá a desaparecer, pero para ello habrá que realizar una serie de intervenciones importantes a nivel de política sanitaria y educacional para la formación de un mayor número de especialistas.