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EL HIMNO DEL ANESTESISTA

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Es curioso como los tópicos traspasan allende los mares…o..¿no serán sólo tópicos?

Para los que no tenéis tiempo de estudiar inglés en el trabajo, os traduzco:

Himno del Anestesista

Todo el mundo se pregunta lo que los anestesistas hacen

mientras el paciente está dormido.

Todo el mundo se pregunta lo que hacemos durante 3 horas

mientras la máquina hace beep.

Todo el mundo cree que bebemos café,chismorreamos

y que somos generalmente subversivos.

Todo el mundo imagina que hacemos crucigramas

sudokus y charlamos con todas las enfermeras.

¿Pero..tu realmente piensas que eso es todo lo que hacemos?

Pues déjame decirte que eso no es verdad…

Porque nosotros a veces chequeamos la pantalla

y a veces escribimos cosas

y si tenemos que intervenir

inyectamos un poco de esa cosa blanca,

y a veces nos ofrecemos para mover las lámparas

o la altura de la cama

o sintonizamos la radio o cambiamos el cd,

incluso revisamos al paciente ocasionalmente

y si se mueve subimos el vaporizador

y luego volvemos a leer el periódico

Porque cuando el paciente está dormido

nosotros solo nos sentamos y escuchamos el beep

nosotros solo nos sentamos y escuchamos el beep

En una ocasión me enorgullecí de mi trabajo

ahora pienso que es tiempo de relajarse

Por eso ahora solo me siento

a escuchar los blips del corazón..

Nuestro agradecimiento a la doctora Ana Román, compañera y amiga de fatigas neuroquirúrgicas, por aportarnos este magnífico video. Un beso muy fuerte. (No te vayas…)

RELATOS CORTOS DE FICCIÓN

Hola amig@s de la web, en mi intento por hacer más interactiva la participación en la página, he decidido crear una sección de relatos cortos de ficción sobre temas médicos. Pueden ser de diverso contenido, cómico, suspense, terror etc… pero en general deben tener una extensión inferior a una página. Yo pienso escribir también, os advierto que me encantan los best sellers de Robin Cook, así que no os asustéis..jejeje. 

Mandad vuestros relatos al correo de la administración, si queréis que figuren vuestros datos mandadlos y serán publicados. Por supuesto los relatos sólo se publicarán en la página y los derechos de autor serán plenamente respetados. Venga ánimo….a participar.

ENFERMERÍA Y ANESTESIA

La profesión enfermera está actualmente atravesando tiempos de cambio en España. Los planes de estudio en enfermería han experimentado un cambio, por el cual, la diplomatura en enfermería desaparece, siendo el Grado en Enfermería la nueva titulación y que se obtiene con 4 años de estudios universitarios. Por otro lado, nacen nuevas especialidades que se unen a la de matrona. Desgraciadamente, en los nuevos planes no se contempla la especialización en Enfermería de Quirófano, siendo ésta un área muy específica de trabajo y que requiere unas habilidades muy concretas.

PACIENTE EXIGE CALIDAD, EXIGE ANESTESIA CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN

En estos tiempos en los que la teórica calidad impera sobre la cantidad, en los cuáles a nuestra sociedad de consumo no le importa pagar más por una mayor perfección en sus productos, ahora que desde las instituciones se fomenta la protección de los patrimonios gastronómicos con denominación de origen….¿que sentido tiene que esta calidad no se traslade al ámbito de la atención sanitaria?.

LA ANESTESIA NI SE VOMITA NI SE ORINA, SIMPLEMENTE SE TRANSFORMA

 

La primera Ley de la Termodinámica hace referencia al proceso conservacionista de la Energía..»la energía ni se crea ni se destruye,simplemente se transforma»…bien, esta ley universal puede aplicarse casi en su totalidad al proceso anestésico, basta con cambiar un par de conceptos.

DUÉRMAME ENTERO QUE SOY NERVIOSO

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Con frecuencia, esta o parecidas frases ha de escuchar un anestesiólogo a lo largo de su quehacer diario. Cuando uno oye esto de boca de un paciente, una cosa queda clara, hmm éste sabe realmente poco de anestesia y del proceso al que se somete.

COMA

Imagina tu Vida pendiente de un hilo. Imagina tu cuerpo colgado de un cable. Imagina, no imaginar.

Ese es el intrigante subtítulo con el que en 1978 se presentaba una película dirigida por el prolífico y recientemente fallecido Michael Crichton (1942-2008), basada en el best seller del mismo nombre escrito por Robin Cook. La colaboración de ambos consigue cautivar la atención del espectador desde el primer momento. La interpretación corre a cargo de Michael Douglas y Genevieve Bujold (en una de sus escasas representaciones) en los papeles de la pareja protagonista. El gran Richard Widmark interpreta al jefe de ambos en la clínica en la que trabajan.

Sinopsis:

La Dra. Susan Wheeler es interna en un gran hospital estadounidense, comienza a observar una sutil pero preocupante tendencia. Una serie de pacientes relatívamente jóvenes y sanos, sometidos bajo anestesia general a intervenciones de bajo riesgo, despiertan en coma de la operación. El número no es muy alto, pero es sospechoso que todos ellos hayan sido operados en el mismo quirófano. Desde entonces, la película se desenvuelve entre la angustiosa necesidad de encontrar una explicación por parte de la doctora, que ni siquiera encuentra el apoyo de su pareja Dr. Mark Bellows (Michael Douglas) ni del personal médico de la institución.

Más que por la realización de la propia película, el film destaca por el intrigante guión, propio de los best sellers de carácter médico realizados por Robin Cook. Bien documentada en el aspecto científico, como es habitual en las obras de  Michael Crichton (creador de la magnífica serie Emergency Room, Urgencias en España), no es una película apta para un público aprensivo, y bastante mejor que la reciente Despierto (Awake 2007).

ORÍGENES DEL MIEDO A LA ANESTESIA

Una vez establecidas en mi anterior post,las  actitudes habituales con las que los pacientes asumen la intervención, razonemos si es correcto o no, ese temor o miedo a la operación y en particular a la anestesia.

La anestesia ha servido durante décadas de cabeza de turco a la que culpar como responsable de los fracasos de la intervención quirúrgica. Hasta las últimas décadas del siglo pasado, la figura asumida como responsable de la operación, era sólo una, la del cirujano. En esta época, el anestesista era el equivalente a un enfermero actual, a las órdenes de su jefe quirúrgico, y tenía que sufrir con frecuencia, la reponsabilidad de los fracasos , en especial los que tenía un desenlace mortal, mientras los éxitos eran del cirujano, puesto que era sólo éste quien se comunicaba con los familiares y el paciente. De este época es el  conocido dicho (hoy casi cómico) de «la operación ha ido bien, pero no ha soportado la anestesia».  Si bien en algunos casos pudiera ser verdad, pues los medios no eran los actuales, en otros muchos , servían para esconder una impericia quirúrgica en la nebulosa de la magia anestésica (cuya lógica se escapaba de la compresión de los mortales, pues no parecía ciencia sino brujería).  Por tanto,  una parte de ese miedo, puede provenir de la desinformación  creada en torno a la anestesia, a veces de forma interesada por los propios cirujanos.

En otras ocasiones, el miedo proviene de ciertos mitos, leyendas y sucesos anecdóticos, que circulan en torno a la anestesia. Algunos de ellos proceden de una base fundamentada, pero la exageración popular, el desconocimiento y a veces incluso la satisfacción que pueda generar infundir el miedo en otros, hace que se den por ciertos hechos que no son tales. Por ejemplo,es muy común el que los pacientes tengan miedo a la anestesia raquídea porque existe la posibilidad de padecer como complicación de la técnica, una paraplejia. Si bien es cierto, la probabilidad es muy remota  (menor de 1 cada 100000) en pacientes sin alteraciones de la coagulación (en los que la tienen alterada, no se practica)  y sin embargo la mayoría de los pacientes tienen algún conocido o vecino de su pueblo que la padeció. Como este ejemplo (muy habitual en la práctica de cualquier anestesista) puedo poner cientos, que me reafirman en la necesidad de clarificar un poco el oscuro mundo de la anestesia.

En tercer lugar y por último, existe una tercera razón para temer a la anestesia. La anestesia es un proceso relativamente seguro, algo así como montar en avión, pero al igual que  pilotar, es un proceso delicado, y que no hacemos los pasajeros, que somos meros observadores de lo que acontece. Es un proceso que realiza un profesional, que pilotará nuestro cuerpo, sobre el que perderemos nuestra autonomía y voluntad, hasta en sus funciones más básicas. Ni siquiera durante una anestesia general, podemos decidir cuando respirar y cuando no, ni cuando movernos, ni cuando despertar. Afortunadamente, a diferencia de  la aeronáutica, el proceso es llevado a cabo mientras dormimos. En el caso del resto de tipos de anestesia, diferentes a la general, también perderemos parte de nuestra autonomía, ya sea un miembro o varios. Es lógico entender que a mayor pérdida de autonomía, mayor riesgo, pero aún así, el riesgo mortal siempre está presente en la anestesia, aunque se trate de anestesia local. Así pues las precauciones han de ser máximas siempre que involucramos a la anestesia en la intervención, pues la más mínima cirugía local puede causarnos la muerte, y a veces es una reacción tan imprevisible (como la anafilaxis por anestésicos locales) que no se puede evitar.

Por todo ello, la gente tiene miedo a la anestesia, y en parte es un miedo con una base real, pero que en la mayoría de los casos se desconoce su fundamento. Considero que la actitud más coherente, es tener un respeto a la anestesia, más que un pavor desde el desconocimiento.

MIEDO Y ANESTESIA. DOS AMANTES INSEPARABLES

 

La indicación de una intervención quirúrgica, es un recuerdo que permanece en la memoria de  los pacientes de forma indeleble. En mi quehacer diario como anestesiólogo he observado que todos los pacientes reaccionan básicamente de tres formas ante la idea de una intervención quirúrgica:

El primer grupo (muy numeroso) reaccionan con un temor o miedo casi atávico a la operación. Cuando les interrogo por el origen de ese miedo, casi todos señalan con el dedo acusador,  a la anestesia. En general les asusta cualquier clase de anestesia, pero fundamentalmente la anestesia espinal  y la general. Si profundizo en el por qué de su miedo, hasta ahora (y son muchos pacientes tratados) , casi ninguno (al menos que yo recuerde),  me ha sabido argumentar razones de peso. Es curioso, ver como en la supuesta era de la información, la anestesia constituye un ámbito tan desconocido y a la vez tan temido. De los pocos que justifican su temor, la mayoría lo hacen aludiendo a conceptos erróneos o sucesos anecdóticos, que más pertenecen al campo de las leyendas urbanas que al de la literatura científica.

En el segundo grupo (también numeroso), encuentro a los pacientes que muestran una absoluta despreocupación por la intervención quirúrgica. En ellos, bien la ignorancia o bien la fe ciega en los profesionales sanitarios, hacen que muestren una absoluta tranquilidad ante la operación, e incluso una desmedida valentía que les hace mantener una actitud alegremente voluntariosa para ser candidatos del bisturí.

Existe afortunadamente un tercer grupo de pacientes (que no contaría como el más abundante), donde se compenetran adecuadamente el respeto por la intervención y la confianza en el proceso quirúrgico. Son estos pacientes los que reflexionan sobre la necesidad de realizar la intervención y sopesan junto al facultativo el balance Riesgos/Beneficios.