Una correcta gestión de recursos personales en el quirófano para una adecuada prestación de calidad de cuidados a nuestros pacientes es la existencia de tres enfermeras: instrumentista, circulante y enfermera de anestesia. Es el número ideal que garantiza un trabajo equilibrado y sostenible. Es ideal en todas las especialidades, habitualmente ejerzo mi función en la especialidad de traumatología, quirófano con un sobreesfuerzo físico que requiere de tres enfermeras y en el que en muchas ocasiones no se cumple, existiendo una enfermera instrumentista que ve asistida por la ayuda de una auxiliar de enfermería durante el tiempo que la enfermera circulante procede a la recepción del paciente, monitorización y colaboración con el anestesista. Asumiendo a la vez la labor de circulante y anestesia.
Dicho quirófano requiere tareas específicas como son lavado, isquemia y proceder a pintar con antiséptico la zona a intervenir, además de colaborar en la colocación de dispositivos de soportes de seguridad y conexión de los diversos equipos eléctricos y de aspiración. Si la intervención requiere el uso del aparato de rayos y se lavan los dos traumatólogos recibimos una función extra asumiendo también el ejercicio de técnico de rayos. Esta enfermera polifacética ha tenido que revisar que paciente venga correctamente preparado, asunto que no se produce en todas las ocasiones, es decir, que llegue al quirófano con la canalización de una vía venosa gruesa, sonda vesical, profilaxis antibiótica puesta, y seguir colaborando como circulante.
Nuestra labor en el quirófano es como un gimnasio, que nos mantiene en forma física, estado que se incrementa cuando por la necesidad de radiaciones nos protegemos con unos delantales plomados y protectores de tiroides que producen un efecto “sauna” junto con una temperatura en el quirófano más alta de lo que debería. Para el fortalecimiento muscular nada mejor que el porte de seis cajas de instrumental de prótesis y el montaje de tres mesas en un tiempo record.
Cuando terminamos una intervención tenemos escasos 20 minutos para relajar esfínter urinario y tomar un café (hay que terminar el parte), preparar el instrumental de la siguiente y contar el anterior sin descuidar vigilar al nuevo paciente. Por todo lo expuesto es clara la necesidad de tres enfermeras, y la mayoría de los días somos dos. Sobrevivimos porque somos compañeras fijas muy afines y con gran grado de compenetración y trabajo.
P.D: Carmen, Cati, Chelo y Pilar gracias por vuestro apoyo diario.