De un tiempo a esta parte la sociedad ha venido experimentando un cambio globalmente positivo en cuanto al concepto del parto, es lo que se denomina Parto Natural. Desgraciadamente es un término que a veces implica dudosas argumentaciones.En el ámbito que nos movemos los anestesiólogos raro será el que desarrollando su labor en el área de paritorios no haya observado una creciente demanda en las embarazadas por el parto natural. Esa demanda es ahora muy bien acogida por los servicios sanitarios, promulgando el parto natural a la vez que critican bajos índices de epidurales (técnica nada natural por muy idónea que sea) incluso cuando son las propias mujeres las que no la demandan, soslayando el más elemental derecho a la libre elección personal.
En realidad en buena lógica sería innecesario añadir la palabra natural, puesto que nadie discute que el parto es un hecho fisiólogico. El nacimiento es una experiencia maravillosa e irrepetible aunque el parto en sí es un acontecimiento duro para la madre. Ningún médico debe apropiarse del hecho en sí, puesto que los asistentes no somos los protagonistas, la artífice exclusiva de este milagro es la mujer. Estos argumentos que comparto son del todo válidos en cualquier medio, sin embargo no parece adecuado el que una parturienta que realmente no sabe cuales son las complicaciones a las que un parto puede dar lugar se muestre totalmente cerrada en su visión e imponga sin ningún criterio razonable su plan de parto. El plan de parto es una hoja donde la parturienta a modo de voluntad anticipada diseña como quiere que sea tratada durante su parto, a veces incluso cómo quiere que sea su parto (como si fuera predecible). Eso me parece bien, los profesionales tratamos de respetar esa voluntad siempre que sea acorde con los criterios médicos a los que estamos obligados. El que una embarazada se niegue por ejemplo a una venoclisis en realidad sólo muestra gran desconocimiento y temeridad por su parte, porque probablemente en un caso de urgencia el resultado puede no ser satisfactorio. El problema surge cuando ese parto deja de ser ideal y bucólico y se convierte en una situación de riesgo. No olvidemos que aunque la mortalidad materna en España tiene la tasa más baja del mundo (<10 muertes/100.000 partos) en sí el parto es una situación de riesgo para la madre y para el bebé. Hay que contemplar que una retención de placenta puede causar una hemorragia que sin tratamiento adecuado acaba con la vida de la madre en unas dos horas( datos de la oms).
A modo de conclusión diré que yo estoy a favor del parto natural.pero sólo en aquellas cosas que realmente hayan demostrado un mayor nivel de satisfacción sin menoscabo de la seguridad. Porque si queremos parto realmente natural quizás los más avanzados en la técnica sean los países subdesarrollados.