En plena discusión científica sobre si el hidroxietilalmidón debería o no estar disponible (la Agencia Europea del Medicamento quiere su retirada mientras que la FDA ha publicado unas recomendaciones), no deja de llamar la atención la historia de Joachim Boldt y sus récords.
Si la expresión “de héroe a villano” puede aplicarse en alguna situación, ésta sin lugar a dudas le viene como anillo al dedo. De líder clínico internacional en el mundo de los coloides a estar bajo investigación criminal por falsedad en más de 90 estudios.
En Febrero de 2013, la prestigiosa revista JAMA publicó un metaanálisis sobre la utilización del hidroxietilalmidón en pacientes críticos que contenía 7 estudios de Boldt, cuyo peso específico era tan importante como para concluir que no existía un incremento en la mortalidad, mientras que al excluir sus trabajos, la conclusión cambiaba y sí que se detectaba un aumento significativo de la mortalidad. Curiosamente los únicos trabajos que mostraban un beneficio con la utilización de hidroxietilalmidón eran de Boldt, mientras que en el resto se mostraba perjudicial. No obstante, esta conclusión no ha podido ser confirmada por la Cochrane Collaboration en una investigación interna sobre la posible influencia de los trabajos de Boldt en la conclusión final del hidroxietilalmidón.
Así las cosas, nada más y nada menos que 90 retractaciones de Boldt conforman todo un récord digno del Guiness (sólo superado por Yoshitaka Fuji con 183 retractaciones) principalmente por la falta de aprobación del comité de ética además de otros posibles datos falsos o maquillados. De hecho, la fama ya le persigue y ha hecho que recientemente el European Journal of Anaesthesiology se haya retractado de un artículo realizado por antiguos colaboradores de Boldt “Supplemental oxygen reduces serotonin levels in plasma and platelets during colorectal surgery and reduces postoperative nausea and vomiting”.
Todo esto parece indicar la enorme controversia que rodea este tema y, esperemos que no se convierta en un chivo expiatorio que acabe definitivamente con el hidroxietilalmidón, ya que si bien puede demostrarse su acción perjudicial en pacientes sépticos y con insuficiencia renal, muchos de nosotros sí que encontramos beneficios en determinadas situaciones del intraoperatorio. Serán necesarios más estudios para determinar el verdadero papel del hidroxietilalmidón en la práctica anestésica.
Por último, gran mérito de los lectores que mandaron mails y cartas al director extrañados por la poca variabilidad en los datos de Boldt, demasiado perfectos y no reproducibles, que acabaron por desenmascararlo y es que parece que el crimen perfecto no existe.
Lectura recomendada
Antonelli M, Sandroni C. Hydroxyethyl starch for intravenous volume replacement: more harm than benefit. JAMA. 2013;309:723-724.