Imagina tu Vida pendiente de un hilo. Imagina tu cuerpo colgado de un cable. Imagina, no imaginar.
Ese es el intrigante subtítulo con el que en 1978 se presentaba una película dirigida por el prolífico y recientemente fallecido Michael Crichton (1942-2008), basada en el best seller del mismo nombre escrito por Robin Cook. La colaboración de ambos consigue cautivar la atención del espectador desde el primer momento. La interpretación corre a cargo de Michael Douglas y Genevieve Bujold (en una de sus escasas representaciones) en los papeles de la pareja protagonista. El gran Richard Widmark interpreta al jefe de ambos en la clínica en la que trabajan.
Sinopsis:
La Dra. Susan Wheeler es interna en un gran hospital estadounidense, comienza a observar una sutil pero preocupante tendencia. Una serie de pacientes relatívamente jóvenes y sanos, sometidos bajo anestesia general a intervenciones de bajo riesgo, despiertan en coma de la operación. El número no es muy alto, pero es sospechoso que todos ellos hayan sido operados en el mismo quirófano. Desde entonces, la película se desenvuelve entre la angustiosa necesidad de encontrar una explicación por parte de la doctora, que ni siquiera encuentra el apoyo de su pareja Dr. Mark Bellows (Michael Douglas) ni del personal médico de la institución.
Más que por la realización de la propia película, el film destaca por el intrigante guión, propio de los best sellers de carácter médico realizados por Robin Cook. Bien documentada en el aspecto científico, como es habitual en las obras de Michael Crichton (creador de la magnífica serie Emergency Room, Urgencias en España), no es una película apta para un público aprensivo, y bastante mejor que la reciente Despierto (Awake 2007).