Una de las grandes preocupaciones de la medicina, ha sido contravenir la palabra divina expuesta en Génesis (3:16).
«Parirás con dolor»…así reza el citado versículo de la biblia. Fue el obstetra escocés James Simpson el primero en tratar de aliviar los dolores del parto mediante la inhalación de cloroformo, allá por la mitad del siglo XIX. Por ello fue severamente criticado, claro, hasta que le llegó el turno de parir a la reina Victoria, que no tuvo problemas para retractarse y nombrar al citado médico Sir.
Posteriormente se desechó el uso del cloroformo y de aquellos nobles gases sólo nos queda el óxido nitroso. Por cierto, que ahora se pretende implantarlo en las dilataciones de los hospitales para que las embarazadas lo inhalen entre contracción y contracción. Me lo decía un matrón como, si aquello fuera una novedad. Si Morton levantara la cabeza!..volvía a ponerle aroma y lo vendía de nuevo, menudo era el viejo..jeje.
Desde hace ya un tiempo a esta parte, la técnica más eficaz conocida es la analgesia epidural. Con todas las limitaciones que conlleva, como el hecho de que es necesario que la realice un anestesiólogo (somos especie en peligro de extinción) , es la que más eficaz se ha demostrado en controlar los dolores de parto. La técnica consiste en la introducción (aséptica y estéril) de un catéter en el espacio vertebral lumbar, normalmente entre la 3ª y la 4ª vértebras lumbares. Ahí se penetra con una aguja especial, llamada «Tuohy» (podría llamarse Pages, si los españoles supieramos vender nuestros productos, pues la epidural la inventó un español). Una vez localizado el espacio epidural, se inserta un catéter que asciende verticalmente unos centímetros dentro del canal epidural, y por el que se baña dicho espacio con una perfusión contínua de anestésico local.
La técnica tienes pocos riesgos, el más frecuente es un dolor pasajero en la zona de punción. 1 de cada 100 mujeres puede presentar cefalea tras la técnica (punción húmeda), es de carácter autolimitado y no es grave, pero obliga al reposo en cama. El resto de complicaciones son mucho más raras, pero potencialmente graves, especialmente hematomas o abscesos en la zona que pueden obligar a la cirugía para su evacuación a fín de evitar lesiones neurológicas severas.
Efectos secundarios de la técnica son el adormecimiento de los miembros inferiores, pues es difícil conseguir un buen nivel de analgesia sin efecto de parálisis motora sobre los miembros inferiores, aunque sea mínima. Actualmente, existen diferentes modalidades o combinaciones de epidural, que buscan conseguir un buen nivel de analgesia sin efectos secundarios propios de la anestesia.
En cualquier caso, la analgesia epidural es una técnica intervencionista y que obliga a una monitorización de la paciente, por tanto hay que olvidarse del modelo de parto natural desde el momento en que se practica. Habrá que seguir las indicaciones del anestesiólogo a fín de evitar desagradables consecuencias.
Quizás hoy en día, que tan en boga está el parto mínimamente intervencionista, sea una técnica que se vaya postergando por otras menos invasivas (duchas de agua fresquita, ejercicios botando sobre pelotas neumáticas, pinchazos de suero fisiológico en la zona lumbar). En cualquier caso aun nos quedan muchas epidurales que poner….(¿iremos al cielo?)